Joel Arellano, SJ
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Joel Arellano, SJ
Desestructurar para encontrarse
Ingeniero civil de profesión y con una vida encaminada, un día cambió de rumbo y decidió ingresar a la Compañía de Jesús. Este fin de semana recibe las órdenes sacerdotales y se dice listo para vivir "inserto en el mundo, pero de manera distinta"
POR ÉDGAR VELASCO
El camino, en teoría, es claro: hay que estudiar una carrera universitaria, egresar, encontrar un buen empleo, trabajar ocho horas diarias, ganar dinero para comprar cosas, acumular esas cosas, tener una pareja, formar una familia, etcétera. Todo muy bien, en teoría, hasta que por alguna razón se colapsa y entonces es necesario un viraje. En el caso de Joel Arellano, SJ, el viraje fue radical: de tener una vida medianamente encarrilada como ingeniero civil, este fin de semana recibe las órdenes sacerdotales dentro de la Compañía de Jesús, poniendo fin a trece años formación. "Llegó el momento de recoger los frutos", afirma luego de reconocerse "feliz, con el corazón agradecido".
A diferencia de otros casos, Joel Arellano (Tepic, 1980) se sintió llamado a seguir la vida religiosa dentro de la Compañía de Jesús un par de años después de haber concluido los estudios universitarios. Había estudiado Ingeniería Civil en su ciudad natal, tenía empleo, novia y todo aquello que puede considerarse un proyecto de vida estable. "A los dos años colapsé", cuenta. Para salir de la crisis, unos amigos lo invitaron a trabajar como voluntario en la comunidad El Bosque, en Chiapas. Y allá fue. Y entonces, en apenas mes y medio, pasó algo que no estaba planeado. "La experiencia me desestabilizó mi proyecto de vida, sobre todo al ver dos cosas: la generosidad de los indígenas y su manera de acoger al otro". Fue entonces que, sin algún antecedente previo, comenzó a escuchar del trabajo de los jesuitas. Preguntó. Hizo los Ejercicios Espirituales. Recibió acompañamiento. La avalancha tomó fuerza, y no se detuvo.
"A los 26 años me decidí a ingresar a la Compañía de Jesús", platica Joel todavía con la mirada de quien ha cometido una travesura. Y no era para menos: la decisión no fue bien recibida por su familia, que en un principio se mostró renuente. "Mi papá me decía que por qué no lo había pensado antes, que ya había invertido en la carrera", recuerda el jesuita. No obstante, comenzó el itinerario de formación de la Compañía de Jesús: hizo el Prenoviciado en el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal) de la Ciudad de México; el Noviciado en Zapotlán el Grande; estudió Filosofía en el ITESO; realizó el Magisterio en el Instituto Cultural Tampico, impartiendo clases en preparatoria; y estudió Teología en Chile.
De su paso por el ITESO recuerda que, debido a su formación como ingeniero civil, en un principio fue complicado adecuarse al estudio filosófico. "Me gustaron las líneas de la sociología y la antropología. Encontré la manera de conectar Ética, de Aristóteles, con la realidad de los obreros y los trabajadores. Estar en el ITESO fue una experiencia exquisita porque el espacio se presta para dialogar, confrontar, proponer, buscar respuesta a realidades y problemáticas concretas". Arellano anduvo por los pasillos del ITESO de 2009 a 2013 y guarda especial recuerdo de Jorge Dávalos, SJ, Eneyda Suñer y Alejandra Aguilar. "La Facultad de Filosofía se distingue por la relación entre la planta docente y los alumnos", subraya.
Actualmente, la Compañía de Jesús tiene cuatro preferencias apostólicas universales: mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento; caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia; acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador y colaborar en el cuidado de la Casa Común. De alguna manera, todo el trabajo que realice Joel Arellano, SJ, en Plátano y Cacao, Tabasco, donde se encuentra la parroquia a donde ha sido enviado a trabajar una vez que sea ordenado sacerdote, debe alinearse con esas cuatro tareas. En ese sentido, señala que tiene claro que es necesario acompañar a las y los jóvenes para sacarlos de "una dinámica centrada en las necesidades personales, en el egoísmo, la indiferencia generalizada. Desde las universidades toca inculcar una mayor responsabilidad social. En mi caso, tenemos la parroquia y la Casa Javier, donde damos atención psicológica. Vamos a buscar que las obras se integren, ‘hacer cuerpo' para incidir socialmente".
Es tradición que cada nuevo sacerdote elija una frase que defina cómo concibe su ejercicio sacerdotal. Joel Arellano, SJ, eligió como lema sacerdotal una frase de Pedro Arrupe, SJ, que dice: "Enamórate, permanece en el amor y eso lo decidirá todo". Ese, explica, es su principio y fundamento: "Quiero abrazar la vida toda con amor y esperanza". Para concluir, reflexiona sobre lo que significa actualmente ser jesuita volviendo a lo que decía san Ignacio de Loyola: "Hombres, pecadores, pero llamados, insertos en el mundo de manera distinta. Nos toca ver la realidad y ser responsables".
Joel Arellano, SJ, será ordenado sacerdote junto con Rodrigo Espinosa, SJ, el domingo 2 de junio a las 12:00 horas en el auditorio Pedro Arrupe, SJ, del ITESO. Después de eso, ambos realizarán una cantamisa en Los Cajetes. Ya por su lado, Joel tendrá otra cantamisa el 7 de junio en el templo de san Cayetano, en Xalisco, Nayarit.
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