Mejoran la calidad de vida de la población indígena con proyectos productivos y la recuperación de sus raíces
Detalle BN6
- Inicio
- Mejoran la calidad de vida de la población indígena con proyectos productivos y la recuperación de sus raíces
Mejoran la calidad de vida de la población indígena con proyectos productivos y la recuperación de sus raíces
Mediante un Proyecto de Aplicación Profesional, un equipo de profesoras y estudiantes han contribuido al desarrollo productivo y a la recuperación de las tradiciones de una comunidad indígena ubicada en Cerro Viejo, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco.
Vanesa Robles
Se solicitan cerebros capaces de escuchar a los miembros una comunidad indígena empeñada en mejorar su calidad de vida y conservar su territorio y saberes ancestrales. El sueño es que las personas interesadas sean capaces de llevar sus materias al campo y diseñar, en conjunto, proyectos socioproductivos y de innovación social que además sean autofinanciables.
La promesa es un Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) en el que la creatividad y el bienestar común serán un desafío diario. Se llama "Desarrollo de soluciones innovadoras de alto impacto social para la comunidad indígena de Tlajomulco" y se imparte desde el Centro para la Gestión de la Innovación y Tecnología (Cegint) del ITESO y el Centro de Innovación Social de Alto Impacto (CISAI) de Jalisco, que tiene su sede en la universidad.
Acompañado por las profesoras Cristina Rojo y Ana Laura Ramos, el PAP comenzó a impartirse en el verano de 2018. Desde entonces han participado 22 estudiantes de las licenciaturas en Administración de Empresas y Emprendimiento, Gestión Cultural, Mercadotecnia, Publicidad y Comunicación Estratégica, y las ingenierías Ambiental y Financiera.
El nacimiento y recorrido de este proyecto destacan por su halo de adaptación a las necesidades de una comunidad, su rechazo a ideas simples de desarrollo, y por la constante innovación que ha requerido.
En 2018 la comunidad indígena de Tlajomulco recién terminaba un largo litigio por la tenencia de la tierra, en el cual varias empresas poderosas le disputaban el agua y el territorio de las faldas de Cerro Viejo, ubicado a unos 30 minutos del ITESO.
Tras la pelea legal, algunos comuneros se manifestaron a favor de fraccionar y vender una parte del territorio que apenas habían ganado. Según su punto de vista, esta situación les aseguraba mejores condiciones de vida y resolvía una necesidad de una vivienda digna en el corto plazo.
El PAP comenzó a trabajar con la comunidad en la importancia de mantener el suelo y el agua, desde una visión de sustentabilidad que mira por el bienestar de las próximas generaciones, relatan Martha Leticia Silva, coordinadora del CISAI, y Beatriz Rodríguez, responsable de los PAP del Cegint.
Entonces, recuerdan, varios dueños del territorio se mostraron a favor de la creación de un parque ecoturístico en el cerro, pero más tarde comprendieron que ese proyecto podrían hacerlo incluso sin la presencia del PAP. El reto era, además del parque, idear qué otros proyectos son posibles en el sitio, que incluye un área natural protegida y otra más de aprovechamiento productivo.
Para el segundo periodo de presencia del ITESO en Cerro Viejo, en el otoño de 2018, el PAP trabajó en la recuperación de las tradiciones ancestrales del pueblo, para conocer a sus habitantes y diseñar, en conjunto con ellos, otras soluciones innovadoras.
Las académicas y los estudiantes del ITESO detectaron un asunto que al mismo tiempo fascina y preocupa a los comuneros: la preservación de especies ancestrales de herbolaria medicinal. Los estudiantes se dieron la tarea de realizar entrevistas con el chamán y los usuarios, además de tomar fotografías. El resultado fue un catálogo de 80 plantas distintas y la descripción de sus propiedades.
Los alcances del PAP maduraron en el ciclo escolar Primavera 2019. En conjunto con la comunidad indígena, las académicas y los estudiantes se propusieron la generación de un modelo de negocio alternativo, que pueda replicarse en otras comunidades.
Para hacerlo, analizaron patrones exitosos de sociedades productivas rurales. Uno fue el de las integradoras; estas reúnen a grupos diversos de productores en un nodo de conocimientos sobre ecotécnicas, normatividad y captación de cosechas para su distribución, lo cual genera ganancias más directas.
El piloto del modelo de negocio comenzará en el periodo Otoño 2019. Por esa razón, el PAP está en la búsqueda de cerebros para actividades que van desde el diseño de proyectos socioproductivos hasta la procuración de fondos, pasando por la comunicación y la contaduría.
Los estudiantes irán y volverán de los saberes científicos y tecnológicos a la sabiduría social, lo cual genera conocimientos y más posibilidades de innovación.
Muchos de los que han participado hasta ahora se quedaron en el proyecto. "Es increíble ver cómo se transforman cuando tocan el escenario", afirma Martha Leticia Silva. Lo mejor es que también transforman la vida de los otros.
Más información sobre el PAP en https://cisai.iteso.mx/comunidad-indigena-tlajomulco/.