Diseñan máquina que amplía el rango de tejidos en textiles

Érika Torres

Para que una tela se constituya de la manera en la que generalmente la vemos, los hilos se entretejen con un ángulo de 90 grados entre sí, dando forma lo que en la industria textil se conoce como trama y urdimbre.

Hace dos años la empresa Tejidos y Acabados Industriales (TAISA) requirió generar una tela con un ángulo de entretejido mayor a 90 grados para poder atender la necesidad de uno de sus clientes, y mediante un Programa de Estímulos a la Innovación llegó al ITESO y, en particular, a Raúl García Huerta y Juan Pablo Mora, profesores del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales (DPTI), quienes diseñaron y fabricaron una máquina que solucionaba este problema. La relación entre la empresa y el ITESO se gestionó desde la Unidad de Transferencia del Conocimiento del Centro para la Gestión de la Innovación y la Tecnología (Cegint).

La historia no termina de tejerse ahí. El 20 de diciembre del 2016 tanto la empresa como el ITESO presentaron ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) una solicitud de modelo de utilidad por la "Torre para telar con enjullos en módulos para fabricar urdimbres con diferentes tramas en la misma pieza textil", que fue otorgada en julio de 2019 por el instituto sin requerir ninguna aclaración ni oficio de por medio. 

De acuerdo con el IMPI, un modelo de utilidad es un perfeccionamiento técnico que constituye una mejora práctica en el objeto que se desarrolle, adapte o modifique, y para otorgarse debe cumplir con los requisitos de novedad y aplicación industrial. No necesariamente tiene que ser un desarrollo tecnológico para el mundo, en tanto que sea innovador para su entorno y aplicable. Esas condiciones bastan para ser protegido como modelo de utilidad. 

"Había diferentes posibles soluciones. No es que nunca en la vida se hubiera hecho, pero no era una solución que estuviera tecnológicamente al alcance en la región, y por ello se propuso una que permitiera que el ángulo de entretejido se modificara al valor entre un cierto rango deseado", comenta Raúl García.  

El proceso completo, desde el diseño hasta ver la máquina en funcionamiento, duró alrededor de dos años. La solicitud para el otorgamiento del modelo de utilidad comenzó en la primera etapa, que consistió en el desarrollo, las pruebas conceptuales y la documentación. La segunda etapa fue la implementación de la máquina en la empresa.

"La máquina se fabricó, se instaló en la empresa y funciona, que es lo importante. No nada más quedó en la parte teórica", aclara Juan Pablo Mora.  

Un rasgo que fue importante para el desarrollo de esta máquina es que es modular, es decir, se diseñaron y construyeron, por el momento, tres módulos, pero con la capacidad para aumentar a cuatro o cinco —o los que se requieran— para darle un mayor o menor ángulo al entramado de la tela, de acuerdo con las necesidades del producto.  

Tanto Raúl como Juan Pablo enfatizan que el desarrollo de este proyecto trascendió la relación cliente-proveedor de servicios, ya que trabajaron en estrecha colaboración con el dueño de la empresa, quien aportaba sus ideas con base en su experiencia, así como con el personal de producción.  

El acuerdo de esta colaboración entre TAISA y la universidad fue que el ITESO haría todos los trámites de protección pertinentes, compartiendo la propiedad intelectual, pero es la empresa la que tiene la última palabra en cuanto a la posibilidad de explotar comercialmente la máquina.