La nanotecnología estará en todas partes
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"La nanotecnología estará en todas partes"
Andrea Carrillo y Cristian Villalobos estudian Ingeniería en Nanotecnología, carrera que les ha ayudado a ver al mundo de una manera diferente.
Adriana López-Acosta
Desde principios del decenio de 2000, la revista Forbes ha publicado en su reporte de tecnología emergente un ranking de los mejores productos que utilizan nanotecnología. Los resultados no están en matraces ni en gavetas de laboratorio, sino en los estantes de supermercado: pelotas de tenis, raquetas, productos cosméticos, calcetines, chamarras, limpiadores de albercas. La revolución nanotecnológica ya está en los armarios, por ejemplo, y el potencial parece no agotarse aún.
"Ya que lo entiendes, lo ves en todas partes", dice Andrea Montserrat Carrillo Flores, quien cursa el sexto semestre de Ingeniería en Nanotecnología en el ITESO. "Entiendes al mundo de una manera diferente", señala.
Ella pertenece a la que será la primera generación de nanotecnólogos que egresará de esta casa de estudios para trabajar en la industria de innovación tecnológica. Andrea ve el mundo en átomos, en nanopartículas y en posibilidades.
La nanotecnología es el estudio de la manipulación de la materia a nivel atómico. Recientemente este término está en boca de todos, pero fue en 1959 que fue pronunciado por primera vez por el Premio Nobel de Física Richard Feynman. Tantos años después, todavía les parece difícil a quienes se dedican a la ciencia explicar a los demás de qué se trata este campo de conocimiento.
Quiero ser nanotecnóloga
Cuando Andrea explicó a sus familiares que quería estudiar nanotecnología, les dijo que al manipular la materia molecularmente podría logar mayor eficiencia en los productos, que los materiales fueran más livianos y resistentes, y hasta bajar costos de producción; algunas cosas las entendieron, otras no tanto.
Cuando la explicación no es suficiente, muchos preguntan en qué pueden trabajar, y ahí, opina Cristian Adrián Villalobos Meza, de cuarto semestre, la respuesta se vuelve más compleja.
"En realidad la nanotecnología tiene un campo variadísimo: es energía, es medicina, es electrónica, es textil, se aplica en maquillaje y pinturas…", comenta Cristian.
"(Muchos) me dicen, ‘vas a hacer nanorobots', y en realidad es mucho más que eso", explica Andrea, y advierte que "(la nanotecnología) va a estar más conectada con nuestra vida que lo que estamos acostumbrados, va a hacer que evolucionemos más tecnológicamente (hablando), y mucha gente ni la conoce".
De la ciencia ficción a la realidad
Cristian se debatía entre estudiar biotecnología o nanotecnología. El factor decisivo fue cuando leyó La física de lo imposible, de Michio Kaku, el cual habla sobre la física necesaria para lograr muchas cosas que existen en la ciencia ficción, y mencionaba las posibilidades de la nanotecnología en este campo. Hay una conexión entre la fantasía y la realidad, y ésta es la nanotecnología.
Ni Andrea ni Cristian han llevado aún su propio pedazo de ciencia ficción al laboratorio —las prácticas son hasta sexto semestre— pero en materias como "Mecánica clásica" y "Mecánica cuántica", inevitablemente los propios maestros han desmitificado escenas de películas. "(Con la nanotecnología) entiendes las posibilidades, pero también las limitaciones", dice Cristian. Y los ejemplos son muchos. Uno de ellos es la capa invisible de Harry Potter, que ya es una realidad gracias a metamateriales que desvían las ondas electromagnéticas de la luz en lugar de reflejarla, "engañando" así al ojo humano.
Y más allá de locuras imaginativas que terminen en manos de inteligencia militar o para fines lúdicos, la nanotecnología tiene mucho que aportar a la mejora del medio ambiente y la medicina, por ejemplo.
En la película Elysium, de Neill Blomkamp, los ciudadanos privilegiados utilizan aparatos médicos llamados Med-Bays, los cuales curan sus enfermedades y hasta detectan y eliminan rastros de cáncer.
Gracias a la nanotecnología, esa posibilidad está cerca; científicos de la Universidad de Cornwell, en Estados Unidos, están trabajando en el diseño de nanopartículas que viajen por el torrente sanguíneo, cuyos filamentos entren en contacto con las células cancerosas, se apeguen a ellas y terminen por eliminarlas.
Todavía hay sorpresas
Andrea obtuvo la Beca de Excelencia Humana, y sueña con trabajar en la agencia espacial mexicana. No está segura de a qué rama enfocarse, si la astronáutica (construcción de satélites o naves espaciales) o la astronomía. "Si aquí hay oportunidades, me gustaría quedarme en México", dice Andrea, "pero si no existe el apoyo o recursos, me gustaría otra agencia como la NASA".
Cristian tiene la Beca de Excelencia Académica, y se inclina por los laboratorios; le gustaría hacer experimentos, investigar y crear los fundamentos con los que después él u otras personas podrán crear productos y diseñar nuevos materiales.
Todavía les faltan algunos semestres para egresar, y mientras que Cristian espera con ansias la materia de "Mecánica cuántica", Andrea disfruta sus clases de "Caracterización de materiales". Con todos los aprendizajes nuevos, todavía se sorprenden de aprender lo que pueden lograr con la nanotecnología.
"Si no hubiera nada que te sorprendiera o fascinara, sería más difícil seguir en esto", dice Cristian convencido.
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