¿Los robots sueñan?
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¿Los robots sueñan?
Daniel Ambrosi y Joseph Smarr, fotógrafo e ingeniero procedentes de California, hablaron de las posibilidades creativas que existen gracias a la inteligencia artificial.
Enrique González
"Lo que me interesa es el poder divino de la naturaleza… proyectar el poder y la belleza de estos lugares para que ustedes también la puedan sentir y así inspirar sus sueños".
A Daniel Ambrosi, un artista de la lente y emprendedor californiano, siempre le gustaron esas pinturas de paisajes en las que la naturaleza lo hacía vibrar: las monumentales obras de JMW Turner, de Cezanne, de Seurat, de Thomas Cole o de Monet.
"Es algo que sientes en tu cuerpo, una poderosa conexión en la que confluyen tus ojos, tu cuerpo y tu mente", apuntó Ambrosi en el ITESO, adonde llegó invitado por mediación de Cindy Blanco, egresada de la Licenciatura en Relaciones Internacionales que trabaja en la fundación StartupGDL, perteneciente a Wizeline, empresa tecnológica creada en San Francisco y que cuenta con oficinas en Guadalajara.
Al vivir en el área de San Francisco era factible que Ambrosi mezclara su trabajo con la tecnología, específicamente con un ingeniero de Google al que ya conocía, Joseph Smarr, quien también vino al ITESO para hablar del proyecto Dreamscapes, cuyo lema es más que elocuente: "A collaboration of Nature, Man and Machine".
Las enormes fotos de Ambrosi (cañones, bosques, espectaculares lagos y montañas) se toparon con un software de Google llamado Dream Deep, un algoritmo al que sus creadores le han enseñado a "aprender a leer las fotografías" para descubrir qué hay en ellas mediante una red neuronal artificial que funciona inspirada en el cerebro humano.
Eran millones y millones de fotos, tomadas por el ser humano, que Deep Dream evaluaba, clasificaba y transformaba en algo distinto al elegir, según "sus" criterios, lo esencial de cada foto.
"Lo que mucha gente hizo fue transformar sus fotos familiares en pesadillas psicodélicas", dijo Ambrosi en el Auditorio M.
"No sabemos exactamente cómo funciona", reconoció Smarr.
Admiradores de películas como Ex Machina, los creadores no son de los que se preocupan de que algún día los robots con inteligencia artificial tomen el control del mundo.
El resultado del trabajo de Starr y Ambrosi, derivado también de la enorme capacidad de edición y almacenamiento de imágenes que el ingeniero le brindó al artista, es una serie de imágenes en gran formato con aires oníricos, surrealistas o impresionistas, además de una altísima resolución que permite ver con todo detalle cada fragmento de, por ejemplo, unas plantas junto al océano.
"Todavía encuentro cosas que no había visto antes", señaló Ambrosi, cuyo trabajo puede verse en http://www.danielambrosi.com/.
StartupGDL, fundación en la que colabora Blanco, tiene como misión traer este tipo de emprendedores a México para fortalecer el ecosistema tecnológico en la región con talleres, reuniones, conferencias y bolsa de trabajo.
Una de las fotos de Ambrosi está expuesta en la sede tapatía de Wizeline (Mariano Otero 408), y si le interesa observarla, puede ponerse en contacto con la fundación a través del correo hello@startupgdl.com.
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