Analizan impacto de la vida cotidiana en el desarrollo de los niños
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Analizan impacto de la vida cotidiana en el desarrollo de los niños
Estrés, nutrición, violencia y cómo afectan al crecimiento de los menores son algunos de los temas que se estudian en un proyecto de investigación, encabezado por profesores del ITESO.
Laura Rodríguez
Van a la escuela, tienen techo, comida, ropa y actividades extraescolares. Pero ¿qué tan cubiertas están las necesidades emocionales de los niños? ¿Cómo impacta el ritmo de vida actual en su desarrollo?
"Una de las poblaciones más desatendidas tanto por los mismos expertos, investigadores y científicos, como por las instituciones y las mismas familias es la infancia media, que es de los seis a los once años de edad, porque se da por hecho que están siendo atendidos mientras tengan comida, un hogar, ropa y escuela", explica Rebeca Mejía Arauz, profesora del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del ITESO.
"Mucha de la investigación se enfoca en desempeño escolar, porque tienen la imagen de que esa es la actividad más importante del desarrollo en esa etapa. Por ejemplo el aprendizaje de la lecto-escritura, la comprensión lectora, el manejo de las matemáticas y el dominio de otras capacidades académicas, etcétera. Pero la vida social, la vida emocional de los niños, está muy descuidada, no solamente en México, en todo el mundo", agrega.
Mejía Arauz encabeza el proyecto de investigación "Organización familiar de vida cotidiana en el contexto urbano y su impacto en el desarrollo en la infancia media", en el que participan 24 investigadores, entre ellos, uno de la UdeG, cuatro independientes, una de la Universidad del Estado de California Fullerton y otro de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, España. Del ITESO participan profesores del DPES, y de los departamentos de Estudios Socioculturales (DESO), Estudios Sociopolíticos y Jurídicos (DSOJ) y de Economía, Administración y Mercadología (DEAM).
El proyecto analiza diversos temas como el estrés, la nutrición, los estilos de crianza de los padres, el desarrollo sociocognitivo y emocional, la violencia urbana y redes de cuidado familiar. Participan alrededor de 100 familias de niveles bajo a medio alto, de indígenas migrantes, con hijos en albergue y familias con un hijo con discapacidad.
"El propósito es, en primer lugar, identificar cuáles son las variantes en las formas de organización de la vida cotidiana familiar, cuáles son las demandas, los tiempos que pasan las familias atendiendo las necesidades de la vida diaria y cómo esto va involucrando a los hijos, ya sea proveyéndolos de las atenciones necesarias o, al contrario, el abandono. Que, a veces, no parece abandono porque los tienen saturados de clases y cursos, pero, en realidad, se va notando una especie de desvanecimiento de la convivencia y de la relación familiar. Y eso va afectando", señaló la especialista.
"Lo que pretende el proyecto es, primero, dar cuenta de la situación real de la diversidad de variantes de familias y de la diversidad de estrategias y recursos a los que tienen que acudir las familias para resolver su vida diaria y cómo, en esa resolución de la vida diaria, no está tan bien atendido el niño, eso es lo que estamos suponiendo, y cómo el resto de la sociedad ya no puede seguir responsabilizando al 100 por ciento a las familias, sino que debería también asumir una parte", añade la especialista.
Uno de los objetivos de la investigación es proponer políticas públicas y programas o estrategias que ayuden a las familias a atender de la mejor manera a sus hijos y enfrentar con apoyo el ritmo de vida en el contexto actual. También crear conciencia de la importancia de la atención integral de los infantes. Por ejemplo, dijo, la nutrición de los niños es muy importante, al igual que el respeto a sus horas de sueño. Por ello, otro plan es crear una app con consejos prácticos para los padres o cuidadores.
"Hay padres que dejan que sus hijos se duerman a las 11, 12 de la noche, cuando, fisiológicamente a esta edad es indispensable que los niños duerman, por lo menos, nueve horas. Los ven como que ‘ya son niños autónomos, que se duerman a la hora que quieran' y eso tiene repercusiones muy importantes, el que el niño no duerma, por lo menos, nueve o 10 horas. [Sería de ayuda] si tienes una aplicación que cuando vayas al súper diga ‘acuérdate que es muy bueno que al niño le compres las espinacas, el jitomate, hazle agua de limón'. Algo que te ayude, que no estés al pendiente de absolutamente todo, pero que te vaya dando esos recordatorios de que ‘¿ya te fijaste si el niño brincó, saltó el día de hoy, se echó unas maromas aunque sea en la cama? ¿A qué hora se despertó, a qué hora se durmió? Una especie de estructura que le ayude a las familias", explicó.
Este proyecto está adscrito a una de las líneas de investigación del Doctorado Interinstitucional en Investigación Psicológica, que comenzará en agosto en el ITESO, en colaboración con la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
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