La enseñanza de los derechos humanos debe ser transversal en todas las profesiones
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La enseñanza de los derechos humanos debe ser transversal en todas las profesiones
Especialistas consideran que aún se enseña Derecho como en el siglo XIX, por lo que ven necesario cambiar la forma y el fondo de la enseñanza de las leyes.
Vanesa Robles
La clínica, el estudio de casos legales que se han resuelto con una perspectiva humanista y la cercanía de las universidades con la comunidad para resolver vacíos jurídicos son buenas prácticas en la enseñanza y el aprendizaje de los derechos humanos en la formación de los abogados.
Además, la enseñanza de los derechos humanos debe de ser transversal, no un tema aislado, en las escuelas de derecho, en opinión de Leticia Bonifaz, responsable de la Dirección General de Estudios, Promoción y Desarrollo de los Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y de Christian Courtis, oficial de la Oficina del Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Ambos participaron en la mesa de diálogo "Estrategias didácticas para la enseñanza de los derechos humanos", llevada a cabo dentro del marco del Congreso de Educación Jurídica 2017, el pasado 27 de abril en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ.
No se trata de cambiar la enseñanza dogmática de los códigos por la enseñanza dogmática de los derechos humanos, recomendó Courtis. Lo interesante es que los segundos sirvan como un elemento didáctico para todas las materias.
Desde su punto de vista, en la mayoría de las escuelas del continente el derecho sigue aprendiéndose como ocurría en el siglo XIX. Por eso prevalece cierto desdén hacia los derechos sociales, ambientales, de la infancia y a la salud, entre otros, y muchas veces los derechos humanos son la colilla de una asignatura.
La propuesta es que se aborden desde el derecho constitucional y el internacional al mismo tiempo como un tema constante, no optativo.
Por ejemplo, los jóvenes pueden analizar cuáles de las resoluciones en los juzgados locales tienen armonía con los tratados internacionales que ha firmado México y que se transforman en normas obligatorias para el país, de acuerdo con la Constitución Política.
El oficial del Alto Comisionado añadió que en México abundan los materiales de la vida real para la docencia de los derechos humanos: desapariciones, violencia contra la mujer, ejecuciones extrajudiciales. Lo que se requiere es más imaginación de los docentes.
Para Leticia Bonifaz, la solución del problema de la enseñanza de los derechos humanos reside en lograr que los abogados y profesores tradicionales desaprendan lo que ya habían aprendido, así como producir nuevos materiales didácticos.
De acuerdo con Bonifaz, el reto de las escuelas de derecho es que cada materia sobre cada disciplina jurídica recurra a los tratados internacionales y al ejercicio práctico como metodología.
Todavía ahora, lamentó, la mayoría de los profesores enseñan leyes sólo con base en los códigos: "¿Cómo vamos a decirles que muchas resoluciones ya no están basadas en normas, sino en principios, y que la clave del derecho es hoy la argumentación?".
Para la especialista, es necesario cambiarle el chip tanto a la forma como al fondo de la enseñanza de las leyes. Pero no todo está perdido. Desde su experiencia como profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sabe que los alumnos tienen información y son capaces de cuestionar a sus profesores y hacerles entender que los derechos humanos no son un concepto que pasará de moda: "El problema no son los jóvenes".
Bonifaz recordó que los derechos humanos deben de ser transversales a todos los campos del conocimiento y, en este caso, a la educación formal de otros profesionales que trabajan al lado de los abogados, como los psicólogos y los peritos en criminología.
"Hay peritajes cargados de estereotipos. En una hoja te ponen por qué el padre está perfectamente sano y en 20 cuartillas por qué la madre es una mala madre […] Tenemos que cuidar cómo les habla el derecho a las otras disciplinas".
Los dos participantes en la mesa de diálogo concluyeron que el derecho no se puede enseñar desde los códigos, menos en un país y en una coyuntura en los que las leyes están sujetas a reformas constantes. Más bien se trata de formar abogados reflexivos e inteligentes.
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