¿Para qué queremos el poder las mujeres?
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"¿Para qué queremos el poder las mujeres?"
Especialistas abordaron el estado de los derechos de las mujeres en México, durante las XIX Jornadas de Derecho.
Enrique González
En un país con decenas de mujeres encarceladas por haber decidido practicarse un aborto, en el que el porcentaje de juezas, alcaldesas o gobernadoras es extremadamente bajo y en el que hay entidades que consideran más grave robar ganado que el delito de violación, hay mucho trabajo por hacer si se pretende cambiar la manera en que se imparte la justicia desde una perspectiva de género.
Guadalupe Morfín, María Luisa de Obeso y Cinthia Ramírez, invitadas por las XIX Jornadas de Derecho del ITESO, conversaron en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ sobre el pasado, el presente y el futuro de los derechos de las mujeres en México, la perspectiva de género, el estado patriarcal y algunos de los avances que se han alcanzado en la materia.
"¿Qué es eso que hace que una mujer indígena en Oaxaca o en Chiapas pueda ser prontamente atendida en una clínica de salud, o que una obrera de una maquiladora de El Salto pueda llegar con seguridad a su hogar usando el transporte público? Nada de eso será posible sin un empoderamiento de las mujeres en la vida pública", afirmó Morfín, extitular de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, exfiscal del gobierno federal para erradicar la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez y actual presidenta de la Comisión Edilicia de Derechos Humanos e Igualdad de Género del Ayuntamiento de Guadalajara.
"¿Para qué queremos las mujeres el poder? Pienso que es para honrar la vida en todas sus manifestaciones, y no hay mejor manera de hacerlo que siendo fraternos con otras y con otros, de abrir nuevos caminos de diálogos entre nosotras las mujeres y con los varones para trazar caminos de igualdad".
Morfín subrayó que ese empoderamiento de las mujeres en el ámbito del Derecho parte de tres ejes fundamentales: "El acceso efectivo a la representación; la transversalidad de la igualdad de género al legislar, y la posibilidad de juzgar con perspectiva de género".
Como ejemplo mencionó la reforma constitucional de derechos humanos de 2011, la cual estableció la obligación de todas las autoridades de todos los niveles de gobierno de respetar, garantizar y proteger los derechos humanos.
Morfín desmenuzó el proceso que ha transitado México desde que en los años veinte del siglo pasado se eligieron en Yucatán a la primera mujer diputada y a la primera alcaldesa, hasta llegar a las medidas que desembocaron, en 2015, en 42 por ciento de representación femenina en espacios como la Cámara de Diputados.
Morfín terminó su intervención diciendo que entre las ventajas de juzgar desde una perspectiva de género está la posibilidad apelar a la igualdad, generar precedentes judiciales en materia de los derechos humanos de las mujeres y promover el acceso a la justicia de todas aquellas personas en situación de vulnerabilidad debido a su sexo u orientación sexual.
"Género y sexo no son sinónimos"
Cinthia Ramírez, especialista en derechos humanos y género, egresada de la Licenciatura en Derecho del ITESO que ha trabajado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, señaló que si a la hora de impartir justicia no se aplica la perspectiva de género, es imposible imaginar un derecho "completo".
"El derecho está permeado por la cultura, mantiene y reproduce las desigualdades", apuntó Ramírez.
"Género y sexo no son sinónimos", dijo. El sexo tiene que ver únicamente con las estrictas características biológicas con las que nacen las personas, mientras que el género es todo aquello que se construye social y culturalmente en torno a esas características anatómicas.
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